METEDURA DE PATA

Meter la pata es algo que todo ser humano hace habitualmente, incluso no se donde leí que estadísticamente es una vez al día. Lo que no es tan normal es que un grupo de personas metan la pata de la forma que os contaré...

... La joyería estaba a rebosar de gente, yo y otra dependienta estábamos sentados delante de los mostradores. Mis clientes eran miembros de una misma familia que compraban joyas para la comunión de la hija. La abuela, que es la que pagaba, solo miraba los conjuntos más económicos. La hija, que estaba en el mundo de jupi de lo chutada de felicidad, miraba los mas bonitos que, como todo el mundo sabe, suelen ser los mas mega horteras (flores y mariposas). Y la madre, que es la que tiene el gusto, evidentemente quiere los caros. El padre no cuenta, porque ese siempre dice si a todo, y el hermano...bueno, a ese hacía media hora que lo perdimos en combate y arrastrado por el suelo andaba. La otra dependienta estaba intentando vender unas alianzas de boda, y digo intentando porque no hay disputa mas encarnizada que una mujer y un hombre en busca de la alianza perfecta, sobretodo teniendo en cuenta que el hombre tiene alergia a dos cosas: A sacar la basura y a llevar una alianza.

La jefa estaba en el mostrador de pie despachando a una clien... mejor dicho, estaban entre las dos dejando verde a media ciudad. En eso que entra otra clienta, que justamente era amiga de la primera, y después de saludarse como si vivieran en galaxias distintas y solo se viesen una vez cada dos millones de años, mi jefa le dice a la recién llegada:

- Que María ¿Te gustó el regalo que te hizo tu marido?
- ¿Regalo? ¿Qué regalo? ¿Mi marido no me ha hecho ningún regalo?

Mi jefa empezó a fusionarse y a coger el color que se espera en una reacción nuclear de ese tipo (toda roja) Porque, señores y señoras que me están leyendo, si un marido viene a comprar una joya, pero el objeto en cuestión no llega a su mujer, es que…em…el marido le esta poniendo unos adornos a su mujer que ya quisiera para si el reno salvaje de la estepa Húngara.

Pero mi jefa reaccionó como la buena profesional que es, y le dijo toda presta (pero sin perder el color de las amapolas)

- Ay, perdona, perdona, perdona, te he confundido con otra clienta…aish, es que estoy un poco despistada últimamente.

Bueno, la cosa quedó así, salvada con pinzas de hormiga enana. En esto que entra el hijo del jefe, y viendo a las dos clientas garlando con mi jefa, les hace el saludo de cortesía

- Ey, hola, que tal, hacía tiempo que no te veía, en cambio a tu marido lo vimos hace poco….que collar tan chulo que te regalo, ehhhhhh!!!!

Mi jefa volvió a fusionarse, y descargó toda la radioactividad que produjo en un haz de rayos gamma ultramortíferos hacia su hijo. El cual viéndose casi muerto, reaccionó prestamente y dijo.

- Bueno, nos vemos

Luego, mi jefa, volvió con un

- Me parece que te estamos confundiendo jajajaja,

Mi jefe sale del reservado, y viendo a las dos clientas, también les hace un saludo de cortesía.

- Hombre!!, pero si esta aquí la María!! ¿Pero que haces tan escotada sin el collar? Te lo tendrías que poner, que estas cosas son para lucirse!!!

Mi jefa empezó a pestañear extrañamente, y luego le arreo una coz a mi jefe por debajo del mostrador que resonó por toda la tienda. Y antes que mi jefa insistiera por tercera vez que nos estábamos confundiendo, entra otra clienta, y al ver a María le dice.

- Uy, mira, si es la María, que chulo el regalo, el otro día ví a tu marido aquí comprándotelo, aish, que envidia hija, a mi estas cosas no me las regalan.

Y en eso que María salta con un

- A mi tampoco, por lo visto

Un silencio sepulcral se adueñó de toda la tienda, incluso la niña de la comunión que estaba babeando con sus anillos y sus pendientes, se quedó muda. La clienta se despidió discretamente, y una vez fuera mi jefe dice.

- Uy, y menos mal que no le hemos dicho lo del anillo, que si noooo


A lo que mi jefa le sacudió con la manta de las cadenas,