EL PODER DEL HEAVY

Yo vivo en un quinto, y desde el balcón de mi piso puedo ver a más de diez kilómetros de distancia. Los que lo han visitado también saben que justo debajo tengo una plaza enorme, la más grande de Igualada. Un día de verano hicieron en esa misma plaza una propuesta que en principio parecía prometer. Consistía en que el ayuntamiento montaba un entarimado con todos los cachivaches necesarios para que un grupo de música pudiese actuar (luces, sonido, instrumentos, etc.). Luego propuso a todos los grupos jóvenes aficionados de la comarca que actuasen en ella, sin coste alguno.

A las diez de la noche la plaza estaba abarrotada. Un grupo de gente relativamente grande (fijo que amigo y conocidos de los grupos que iban a tocar) estaba delante de la tarima. Como que la plaza está llena de terrazas y tiendas, también había público indirecto: Los niños correteaban o montaban en sus bicis imaginando batallas interestelares, los jubilados paseaban agarraos más para no caerse que por amor efusivo, los perros degustaban el suelo en busca del orín de su vida...Y así que el primer grupo empezó a tocar.

Se sucedieron los conjuntos sin pena ni gloria. Con unimusicas unitónicas y letras rimadas con escarpa y martillo, los vocalistas sin voz se desgañitaban para deleitar a un público que o bien saltaban entre el amasijo de ruidos, sin enterarse de que coño decía la letra, e intentando seguir una melodía inexistente, o bien pasaban de ellos como un sapo de un abdominaiser.

El grupo que salió en sexto lugar, por las pintas, era de heavy metal-tomaya. Tardaron un montón en colocarse en sus puestos, y cuando lo lograron, tardaron un montonazo en afinar los instrumentos. Cuando todo parecía correcto, empezaron a emitir el sonido característico de un grupo heavy. El vocalista agarró el micro con furia y empezó a...

...Un eructo como jamás un humano haya oído en su vida, agudísimo, entonado, afinado, y sobre todo y ante todo alargado hasta lo estratosférico se adueñó de la plaza. Como si de un personaje de la Marvel se tratara, petrificaba a todos y cada uno de los integrantes del público. Los que saltaban ahora se quedaron amorficamente quietos, las parejas de las terrazas dejaron de criticar a sus jefes, las horchatas se cuajaban, los niños detenían sus bicicletas por miedo a caer, los perros buscaban desesperadamente a sus amos aterrados por aquel ruido, incluso esa viejecita que esperaba tirarse un peo confiada que el estruendo amortiguara el sonido dejó de hacerlo.

Después del primer eructo apareció otro de igual dimensión pero muchísimo más alargado, y así encadeno más de veinte. Cuando termino la canción, la gente seguía petrificada sin mover músculo alguno. Y si no llega a ser por un señor de mediana edad que dijo.

- Pero que cullons es aixó?- (traducido = que cojones es esto?)

La gente no se despetrifica.

El grupo que vino a continuación no sabían como colocarse en el escenario, sabedores que jamás de los jamases superarían al grupo que los había precedido. Pero el vocalista, con un savoir faire digno de un diplomático se limitó a decir.

- Bueno, y después de los anuncios...QUE CONTINUE LA MUSICA!! -

Y otra canción unitónica endulzó la noche.

Al terminar el concierto, la plaza se fue despojando de gente. Una pareja de ancianos pasaron por debajo de mi balcón, y pude oír claramente lo que decían (lo pondré en castellano aunque la conversación fue toda en catalán).

- ... Pues el Joan ha estado estupendo, aunque no se le escuchara muy bien (deduzco que uno de los vocalistas de alguno de los grupos era pariente suyo)
- Yo no diría que fuese el, que ya sabes que canta bien, es esa mierda de equipo de música que han puesto, fallaba todo. Con un equipo así, hasta yo hubiese eructado.