EL ANGAR DEL PORRON MILENARIO

 
             

   
 
 

viernes, enero 21, 2005

 
NEW LOOK

Dicen que es bueno realizar algún cambio en tu vida cuando empieza el año, aunque este sea puramente anecdótico, para afrontarlo con ganas e ilusión. Y yo ya he hecho el primero jejeje

Yo tengo asumidísimo que me voy a quedar calvo, así que no me he comido el coco intentando salvar lo que no se puede salvar. Por esa razón, y hasta ahora, pasaba olímpicamente del peinado. Me limitaba a secarlo, darle una dirección y pa la calle. Pero últimamente las personas con las que tengo un poco de confianza, o mi propia familia, o con las del trabajo, me han dicho.

- Oye, te tendrías que hacer otro peinado

Eso me crispaba los nervios. Para mi era como si dijeran a un ciego que se cambiara las gafas. La gota que colmó el baso fue justo en navidad, cuando mi hermana me estuvo taladrando media hora con la coña. Al final, y para que se callara todo el mundo, y viesen que no tenían razón...me fui a un estilista.

En Igualada hay un centro Llongueras (fijatetu!!). Era lunes por la mañana, día en que yo no trabajo, y me dirigí a la pelu esa. Cuando estuve delante, y al ver ese centro enorme, supermegafashion, me entró el pánico. Pensé - Yo aquí no pinto nada, se van a reír de mi sin que se note, que vergüenza - y me tiré para atrás. Pero justo cuando estaba a unos metros lejos, me dio rabia. Así que me dije que daría una vuelta para analizar lo que me había pasado. Mentalmente escribí los pros y los contras de porque no podía entrar allí, y cuando se terminó la vuelta...entré. Y esto que para vosotros es una obviedad, para mi es todo un acto de esfuerzo y autocontrol. Y me he propuesto que, a partir de ahora, intentaré por todos los medios que los miedos no me corten las alas. El año pasado ya conseguí mucho, y este año me propongo hacer mucho más, alen.

Al entrar me di de bruces contra la puerta (bueno, no fue tan exagerado, pero un trabazo si que hice) porque la puta estaba cerrada. La recepcionista (si, alucinad, hay una recepcionista) sonrió y dio al botón de abrir. Cuando estuve delante del mostrador, ella me preguntó que quería, y yo le dije que cortar el cabello (luego ya me extendería). Ella sonrió, y me empezó a preguntar si había estado alguna vez allí, que si tenía frió, y un sinfín de cosas que más que agradarme me descolocaron. Aunque, ahora que lo pienso con perspectiva, lo encontré todo un detallazo. La recepcionista me sentó en una silla (toda una pelu para mi solo...es que era temprano) me dio un periódico, me dijo que si quería café o té, y sin más dilación se fue a buscar al estilista.

El estilista era una chica bajita, mona, con un peinado muy chulo, y muy, pero que muy amable, simpática, agradable, buajjj, como dirían en México, lindisima. Ella me dio un catálogo de peinados de chicos (por cierto, los chicos esos eran guapiiiiiisimos) pero yo cerré el buc pensando que con mi pelo, mirar eso era como menos un chiste. Así que me limité a decirle

- solo quiero una cosa diferente, nada más...te dejo hacer, lo que tu quieras.

Y ella empezó a explicarme como era mi pelo, lo que se podía hacer, lo que no. Macho, que se estuvo diez minutos largando...pero me encantó, era lo que siempre había soñado, alguien que me preguntara, que me aconsejara, que me enseñara, que me interrogara. Chiiiiii.

Después de concretar lo que me haría, me pusieron una bata que de tan guapa parecía un abrigo, y me lavaron el pelo, con masaje y no se que más. Mientras me lavaban el pelo, me iban preguntando sinfín de cosas, y yo es que no sabía que decir.

- ¿Usa algún champú especial? ¿Le gusta que le haga esto? ¿Quiere un clinex?

Luego me volvieron a la silla, y la estilista empezó a trabajar. La chica iba follada de rápido, pero los cortes eran magistrales, no necesitaba retocar para nada, y le quedaba perfecto. Me quedé como hipnotizado. Y lo mejor de todo, no me preguntó nada de mi vida, ni de lo que hago ni dejo de hacer, como hacen los merluzos de los peluqueros-peluqueras donde siempre voy.

Después del corte, me dijo como lo tenia que peinar, los productos que sería bueno que me pusiera, ect, ect. Y cuando me marché, aluciné por un tubo al ver que no tenía que dejar el sueldo de un mes (solo me costo 17 euros) Y la recepcionista me hizo una ficha, y me volvió a tratar como si fuera la persona más importante del planeta.

Cuando salí de allí, tenía la autoestima por encima de la galaxia de Andrómeda, que feliz que estaba. Y pensé en lo estúpido que hubiese sido si no hubiese entrado.

Así que ahora llevo un new look que te cagas, y doy las gracias a todos los que opinaron de mi pelo, y si...aunque me raque, les doy la razón.

Por cierto!! Ayer paseaba por la calle y vi a mi peluquero de siempre. Sin pensar le dije hola, y el me dijo hola también...pero con una caraaaaaa. Joder, luego atiné...que vergüenza, QUE VERGUENZA!!!



albert - 09:52

 

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