EL ANGAR DEL PORRON MILENARIO

 
             

   
 
 

domingo, noviembre 28, 2004

 
SILENCIO DE AMOR

Maria se disponía a limpiar la casa. Cada domingo, después de desayunar, preparaba todos los utensilios para realizar una rutina que, de tan acostumbrada, hacia mecánicamente. Nunca tenía ganas de hacerlo, pero su conciencia la atormentaba demasiado y siempre acababa con la fregona en la mano, sin saber mucho porque.

Muchas veces se alegraba de vivir sola, así podía limpiar sin muchos problemas, sin echar la bronca a nadie (como hacía en casa de sus padres). Pero, todo y así, necesitaba sentirse acompañada. Por esa razón encendía la radio y volteaba el mando del volumen a la máxima potencia. Luego el televisor, la lavadora, el lavaplatos...todo lo que emitiera ruido.

Después de una hora, Maria se sentó en el sofá para descansar un ratito. Miró el móvil para ver si su madre la había llamado (como siempre hacía). Efectivamente, había una llamada perdida. Pero en su rostro apareció una mueca de sorpresa. Esa llamada no era de su madre, era de...Juan.

María estaba enamorada de Juan, desde el primer día que se lo presentaron en aquella fiesta tan absurda. Y después, cuando formó parte integrante de su grupo de amistades, no podía dejar de sentirse atraída por él. Pero María sabía que no tenía posibilidades, no era correspondida. Ninguna mirada cómplice, ningún gesto, ninguna palabra...Nada.

Así pues, pensó que Juan solo quería pedirle alguna cosa, o preguntar por alguien, o...que más daba. Llamó a su número y espero. Poco tardó Juan en descolgar su móvil.

- Hola!! ¿Me has llamado?
- Si
- ¿Que querías?
- Te quiero

Maria se quedó petrificada en el sofá, con el teléfono móvil en la mejilla. Casi instantáneamente se levantó, se dirigió a su cuarto y empezó a vestirse, mientras, el teléfono seguía en su mejilla. Empezó a maquillarse, con la dificultad de hacerlo con un objeto extraño pegado en la cara. Ya lista para salir, cogió el abrigo, las llaves, y se fue de casa. Cogió el autobús, aquel que siempre cojía cada día, y que tanto la hastiaba. Dos ancianos se la quedaron mirando, extrañados, viendo como sujetaba un móvil que aparentemente no usaba. Pero al otro lado del teléfono seguía Juan, sin decir nada, compartiendo el silencio con Maria.

María llegó a casa de Juan. Llamó a la puerta, esta se abrió. Ella seguía sujetando su móvil, Juan hacía lo mismo. No se movían, no hablaban...Se miraban. Juan no la invitaba a entrar, Maria no quería entrar...no podía. Así paso un cuarto de hora, media hora, una hora. Al final, María dejó que su brazo cayera, se acercó lentamente a Juan...y se abrazaron.

Y es que las palabras sobran cuando hay amor.

Aish, esta lunaaa, que me pone muy romanticoonnn. Sorrrryyyy.



albert - 15:31

 

.

HOME
&
ARCHIVES

mkxis
almuric
fantine
Peluche
Capitán napalm
Avestruz
axque
lumen dei
Persefon-E
yaizal
chikago
dilettante
Pirata Roberts
dodu
gorpik
hetoo
beor
kira
Jambrina
Fredja
DANAE
nur
Rapunzell
Numero aureo
Boriel
siringa
onirik
tindriel
Ottawa
Maki
ciclonite
La biblioteca de la siringa
Fahss
Gamusina
Sowhat
globtops
hariseldon
Cynskeptical



Nedstat Basic - Free web site statistics



Reír es lo mejor... sobre todo si el tortazo se lo pega otro.