BOSANOVA
Sentado en una silla, me apoyaba en los cristales de la ventana mientras leía un cómic. Las cigarras rompían sus alas y una calurosa brisa empezaba a envolverlo todo. Él estaba sentado delante de su ordenador, tan cerca de mí que su hombro tocaba mi rodilla. De pronto se levanta, corre de puntilla hacia todas las habitaciones asegurándose que nadie hay en ellas, vuelve a sentarse y abre una canción. Una sintonía empieza a oírse por los altavoces del ordenador. Es una bosanova, la que más me gusta, la que siempre tarareo cuando la escucho en la radio. Pero cuando yo estaba apunto de tararearla, él empieza a cantarla en voz alta. Con el acento perfecto, con la entonación adecuada, con una voz preciosa donde las haya. En ese momento me entran unas ganas locas de besarle, pero no puedo, porque nada en mi cuerpo funciona. No puedo hacer ni tan siquiera el gesto de cerrar el cómic, y me entran unas ganas de llorar por...no se...no lo puedo explicar.
A veces, la realidad supera la ficción, ¿no creéis?
albert - 09:25