VIVIR DE ILUSIONES
Un gesto, una mirada, una palabra dicha es suficiente para sentir aquello que llamamos amor. Luego vienen las taquicardias, el intentar que exista un encuentro casual, rezar para que te den un poco más, alegrarte cada vez que te hace caso. Todos conocemos estos síntomas, a todos nos ha pasado. Pero en mi caso, es cuestión de unos meses y el desencanto borra la ilusión. Antepongo mis doscientas razones contrarias, y dejo de pensar en la única razón que tengo a favor, que por inmaterial, carece de credibilidad.
Pero con el paso de los años, este querer pero no poder me resquebraja el corazón, me mina la confianza en mi mismo, me destruye poco a poco las ganas de seguir avanzando, y me envuelve en un manto de monotonía aséptica. En pocas palabras, me conformo con vivir de ilusiones.
Este año no podía ser una excepción, otra vez lo mismo. Unas charlas desenfadadas, unas inocentes risas, y otra vez el imaginar lo que se que jamás sucederá pero que sería bonito que pasara, más combustible de ilusión para llenar mi depósito de vida. Y, cuando empezaba a construir mi castillo de arena... aquella persona me dice que puede ser que se esté enamorando de mí.
- Vaya, esto es nuevo, nadie me había dicho semejante cosa, jejeje
Pero yo se que pasará, siempre es lo mismo. Mis dos mil razones en contra mandan en la república y ostentan el poder desde hace muchísimo tiempo. Así pues, seguiré construyendo mi castillo de arena, le pondré una banderita y todo. Luego, dejaré que las olas se lo lleven mar adentro y lloraré por ser tan estúpido en pensar que podía haber sido un castillo de verdad. Y así este año, y todos los años de mi vida, hasta que la luna desaparezca de mis retinas, hasta que deje de sentir el suelo debajo de mis pies, hasta que mis células decidan que ya no pueden soportarlo más.
De todas formas, yo también me estoy enamorando de ti.
albert - 10:15