EL ANGAR DEL PORRON MILENARIO

 
             

   
 
 

miércoles, junio 16, 2004

 
EL HUMOR LO CURA TODO

El mar se ha llevado de nuevo mi castillito, vaya. De todas formas, me ha prometido que no dejará de ser mi amigo, y con eso ya soy feliz, muy feliz. (Soy de fácil conformar jejejeje). Pero eso no quiere decir que se libre de mi acoso en la ram...juas, juas.

Albert está un poco tristecito, pero el porrón milenario quiere guerra, así que os quiere contar que le ha pasado hoy.

El señor porrón tiene un par de pecas en la espalda, no son muy grandes, pero tienen una pinta un poco extraña, así que se ha ido al médico de cabecera para que las vea. Hacia tiempo que no iva al ambulatorio, y andaba en él más perdido que una almeja en un campo de trigo.

Al entrar, se ha encontrado con una fila de abuelitas que se dedicaban a volver loca a la chica que les despachaba las recetas. El señor porrón ha hecho su cola pertinente, y al cabo de casi diez minutos ha preguntado

- Tengo hora para el doctor Zambudio (anda que nombre)
- Es en la segunda planta

El señor porrón ha pensado entonces

- Vaya, si lo llego a saber no hago cola

Bueno, seamos sinceros, el señor porrón ha pensado

- CULLONS!!

Así pues, ha subido las escaleras hasta la segunda planta. Una vez arriba, otro mostrador con otra chica le estaba esperando. El señor porrón le ha preguntado entonces

- ¿La consulta del señor Zambudio?

Y la chica, borde perdida, con una amabilidad digna de un castillo de trolls, se ha limitado a medio vocalizar

- Segunda puerta

El señor porrón no se ha movido ni un milímetro esperando ampliación a su respuesta, pero la chica se ha limitado a teclear como posesa su orgasmo-ordenador. Al final, el porroncito a osado volver a preguntar

- ¿La segunda puerta?

Y, después que la chica lo mirara con una cara de asco inmenso, se ha molestado (un esfuerzo descomunal) en señalar una dirección

Gracias a dios que el señor porrón es un poquito inteligente, porque de no ser así, ahora mismo se encontraría en Kuala Lumpur como mínimo (que laberinto de pasillos, oyes).

Al llegar a la consulta, había solo una persona delante de él. Al rato esa señora ha entrado, pero como si de un agujero negro se tratara, no salía ni a tiros. Me parece que el señor porrón ha esperado un tiempo igual a lo que tardó la tierra en formar los pirineos. Pero, al fin, esa señora ha salido.

- Jopé, con el tiempo que ha tardado, ya la esperaba evolucionada en pikatchu

El nombre del porroncito ha sonado, y este ha entrado raudo y veloz. El doctor no se a dignado en mirarle, simplemente ha medio-vocalizado

- Usted dirá

Y el señor porrón ha empezado entusiasmado a explicar su problema. Pero a cada dos por tres, el doctor interrumpía y llenaba de datos su ordenador

- Vaya, este doctor también tiene un orgasmo-ordenador

Al finalizar la consulta, el doctor le ha empezado a dar papeles y horarios. El señor porrón ha intentado descifrar esa maraña de información. Pero las respuestas del doctor eran dignas de entrar en el libro guines de los records como las respuestas más escuetas y endiabladamente encriptadas del mundo.

Medio aturdido, el señor porrón se ha dirigido a la chica del mostrador convencido que ella sería más didáctica. Pero, sinceramente, el señor porrón se ha visto obligado a hacerle un interrogatorio de tercer grado solo para conseguir la mínima información.

Uno de esos papeles era para hacer una radiografía. El señor porrón ha pensado que sería buena idea aprovechar que estaba allí para hacerlas ese mismo momento. Pero se ha encontrado con otro mostrador, otra chica borde perdida, otro orgasmo-ordenador, y otra foto del soldado desconocido (herido en la batalla, y muerto en los pasillos de ese hospital buscando doctores).

En la camilla de las radiografías, el señor porrón ha puesto más posturas que las incluidas en el camasutra (versión extendida). Y todo eso solo para hacer una triste foto de un torso (que encima ha salido borrosa...porque el señor porrón no la tiene tan grande).

Al salir, el porroncito se ha encontrado con que la fila de abuelitas con receta de antes, se había convertido en un macro festival de la vieja con receta. Tres chicas desquiciadas se desvivían por atenderlas, y él ha tenido que hacer un eslalon gigante para esquivarlas a todas (derecha, izquierda, salto, uy!!, que se me cae la bandera...digoooo la llalla)

Bueno, el señor porrón ya tiene una senda radiografía, unos cuantos días de trajeteo para los análisis, y una idea clara: comprarse el manual de perry maison de cómo interrogar a las operadoras del orgasmo-ordenador.




albert - 13:29

 

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