AGUA ITALIANA

Al leer el blog de hetoo he recordado mi viaje a Italia. Me parece que ya os conté mi experiencia en Florencia, pero pasé muy por alto las otras ciudades que vi. Así que retomo mi experiencia italiana.

Siempre cuando pienso en Roma o Venecia, una imagen se aparece en mi mente como un flash...el agua. Cuando fui a Italia era primavera, y en primavera es normal que llueva. No es que nos diluviase, pero algún día con gotitas tuvimos. Pero no es esa agua a la que me refiero, sino a otra agua que...

... Era media tarde, habíamos estado yo, dos compañeros de clase y la profesora de psicología en la plaza del panteón. Allí habíamos tomado el capuchino más bueno que jamás había probado en mi vida (me tomé dos, y eso que no soy muy cafetero). Después, habíamos caminado entre las calles tan sorprendentes que tiene Roma. Algunas son callejuelas que recuerdan un poco la Barceloneta, pero con la diferencia que, a cada dos casas, encontrabas una iglesia que si estuviera en mi ciudad, sería el monumento más emblemático. Pero en Roma esa iglesia era de las más discretas y pequeñas. (Hay tantas, y tan bonitas, que da hasta rabia)

Llegamos a la sorprendente plaza de España. Es una escalinata enorme, hecha con un gusto exquisito, y coronado por una iglesia. Es extraña, muy extraña, pero a la vez muy hermosa. No se, se me antojó acogedora.

Nos sentamos en uno de los tantos escalones y miramos relajados el ir y venir de gente por la Vía Venetto. El sol se ponía por detrás de la calle, silueteando todas las cúpulas y torres del fondo...ostia!! Como recuerdo esa imagen, parecía salida de una película de la metro.

Miré curioso la fuente que estaba al pie de la escalinata. Era alargada, con dos sendas cabezas de pez a cada lado, gorgoteando agua a mansalva. Alrededor de la fuente había un pequeño muro que evitaba que el agua se desparramara por toda la plaza. Y mucha gente estaba sentada en él. Había también una pasarela de mármol por encima del muro donde podías acercarte hasta las cabezas y beber del agua que salían de ellas. Pregunté a mi profesora si significaba alguna cosa. Ella me dijo que no lo sabía, pero que según le habían contado, quien bebía de esa fuente volvía a Roma.

Por la mañana habíamos estado en la Fontana de Trevi (ya sabéis eso de que si le tiras una moneda vuelves a Roma) Pero estaba envuelta en metacrilato a causa de unas obras de restauración. Todo el mundo tiró la moneda menos yo. Encontré que era una gilipollez tirar una moneda para que rebotase en el metacrilato y de allí al suelo.

Así pues, decidí ir a beber de la fuente de la plaza España, porque empezaba a querer volver a Roma. Así que hago la cola pertinente y cuando me toca, veo que un inusitado tumulto se parapeta en el muro, como si esperasen que sucediera algo. Así que pongo las manos debajo de la cabeza y...

- mmmmmmiiiiierrddaaaaaaa

El ya de por si descomunal chorro creció hasta llegar a tsunami y me dejo calado hasta las cejas. Me aparté bruscamente, y mientras intentaba sin éxito quitarme el agua de encima, observé que el muro había sido abandonado por la gente. Pero era solo un efecto óptico. La gente estaba, si, pero en el suelo, descojonandose de risa. Que cabrones, los muy putas sabían que había un momento exacto en que la fuente escupía más agua de lo normal. grrr
La vergüenza que pasé fue inenarrable, pero saqué una cosa positiva, volví a Roma.

Mi otra experiencia con el agua Italiana fue en Venecia. Solo llegar a la plaza esa que siempre sale en las fotos, nos dimos cuenta que había algo raro, estaba completamente inundada. Habían puesto unas pasarelas de madera que permitían atravesarla sin tener que hacer una vuelta de espanto (que esa plaza es más grande de lo que parece en fotos). Caminé unos metros por encima de la pasarela hasta darme cuenta que había dejado rezagados a mi grupo de amigos (me había quedado embobado mirando la arquitectura del lugar) así que me paré en seco para esperarlos. Pero antes de mi grupo había un grupo de turistas del norte, muy rubios ellos, y yo, para no entorpecer su camino, me puse en el borde de la pasarela. Pero al pasar por mi lado, no se que coño hice y me desequilibré y…

… a Venecia no he vuelto más, y no creo que vuelva…a no ser que me lo pidan por favor, por favor.