RESTAURANTE TAILANDES

Dicen que los amigos (los buenos amigos) son aquellos a los que cuentas tus problemas y que responden siempre a tus llamadas de auxilio. Nunca le he contada nada de mi, y nunca la he llamado cuando me siento desamparado, pero tengo una "gran amiga" con un don de ángel de la guarda que, cuando más deprimido y hundido estoy, viene y me salva... Algunas veces me pregunto si tendrá alas escondidas.

Hacía seis meses que no la veía, pero ella me llamó justo el día en que más deprimido estaba. Mientras hablábamos, le comenté que había sido mi santo, y ella decidió unilateralmente que teníamos que celebrarlo. Estuve apunto de decirle que no, pero tiene ese asqueroso poder de convicción que solo una persona con un corazón gigante tiene. (No le dije me encontraba anímicamente mal, la verdad es que siempre piensa que estoy de guasa). Le comenté que me gustaría hacer algo especial, algo diferente. Y ella me dijo que se encargaría.

El jueves ella decidió que mi santo lo teníamos que celebrar en un tailandés, cogió a sus amigos (que, aunque no son los míos, me lo paso muy bien con ellos) y me dijo

- Sábado, a las nueve tú aquí en plaza, si te escaqueas, llamaré a la gemio para que te envié una carta jajaja

El sábado nos dirigimos en senda caravana de coches a la Barna-city-sinley. El novio-casi-marido de mi amiga es el típico gilipuertas que siempre tiene calor (que no, que es muy simpático, jejeje) Así que todo el viaje me torturó con la ventanilla abierta, el aire acondicionado a tope, y la quinta marcha siempre. Al cabo de un cuarto de hora de coche, estaba como una de esas esculturas que ganan concursos en Pekin, esas que están hechas de hielo. Pero mi preocupación no era solo esa; Encima tenía puesta la música de "la Oreja de bangog" a tope. Y a cada kilómetro, decía un.

- Se oye poco -

Y le daba otra vuelta al volumen. Llegué a Pensar que entre lo cubito que estaba y el volumen de la radio-chumba-chumba, me resquebrajaría en trocitos tan pequeños que serviría como nieve artificial en las pistas de cerler. Por fortuna, en Barcelona no hace tanto frío...cuando se paró, salí follado del coche.

Yo pensaba que el famoso Tailandés sería una representación entre "quich" y "hortera" del estilo Khmer, y la fachada del restaurante antes que desmentírmelo, me lo corroboró. Pero me sorprendió gratamente ver como ese restaurante tenía eso tan escaso a lo que llamamos buen gusto. (El restaurante se llama Thai Gardens, está en diputación 273). La decoración recordaba mucho el estilo Balines (pasarela asemejando un falso alzado del piso, el techo altísimo con un precioso artesonado. las columnas labradas de madera, los motivos budistas en su justa medida y proporción, ect,ect). También sorprendía el vestuario de los empleados, muy a tono con la decoración. Incluso el olor, el ruido del agua circulando por el restaurante, la luz adormecida de las velas..."chapo!!".

Lo malo es que mi amiga quería que comiésemos como lo hacen en Tailandia, y eso significa...comer en el suelo. Cuando vi los almohadones en el suelo, miré el artesonado buscando al gran buda.

Por fortuna resultó que era un truco óptico. Debajo de la mesa había un enorme agujero para poner los pies.

- Oh gran buda!!! Gracias -

La comida Tailandesa (o el sucedáneo accidentalizado que nos sirvieron) me gustó mogollón. Es mucho más buena que la china: no te llena tanto, es infinitamente más sabrosa y tiene ese toquecito picante que tanto me gusta. Mientras estaba luchando encarnizadamente con unas algas con salsa picantita. Uno de los amigos de mi amiga (UN CABRÓN) se le ocurrió la genial idea de meterse debajo del agujero de la mesa y cogerme los pies y tirar. Grité como jamás lo había hecho nunca mientras veía como mi cuerpo era absorbido por un extraño ser que me engullía en las profundidades de una mesa con un enorme agujero dentro y del que no podía ver su interior. Cuando estaba debajo y percatándome de lo sucedido. Comencé a insultar tanto, que me parece que me salió un hijo de puta en tailandés.

Cuando salí de debajo la mesa, todos los allí reunidos estaban de cintura para arriba en posición horizontal y el resto del cuerpo en posición vertical. Evidentemente esa extraña posición es la que adopta una persona cuando se descojona en una mesa tailandesa con truco. Y las algas estaban...en la cara del ¡¡¡Oh gran buda!!! Que teníamos a modo de decoración. (Para que luego digan que no soy respetuoso con los dioses de otras culturas).

Te sientes pequeñito cuando un camarero/a te sirve la comida por encima de tu cabeza. Cuando le dices gracias, parece como si se lo dijeras a Goliat. Y el susto que te pegas cada vez que te quitan el plato es indescriptible. Pero lo peor es cuando intentan interesarse por si te a gustado o no el plato...Hija!! Lo único que consiguen es que se te atragante.

Cuando me levanté del suelo, tenía un ligero ataque de ciática, tortícolis de mirar los camareros, algo de reuma en los pies y un ligero agarrotamiento de los hombros. Eso provocó que no me sintiera las piernas y volviera a caer sobre los almohadones.

- Joder!!!, un IKEA hecho con muebles de Tailandia sería un fracaso - dije yo

En la recepción del restaurante había un sofá normal y corriente, pero con almohadones Thai. Corrí a espancingarme para recuperar un poco la comodidad...corrí demasiado, esos almohadones en forma de pirámide se escurren y me encontré otra vez en el suelo.

- Caray, que obsesión.

Mi amiga se tenía que marchar. Pero sus amigos querían marcha y nos fuimos a la discoteca más cutre de...

Lo cuento luego.