PORQUE ME LLAMAN EL SEÑOR PORRÓN

Todo empezó en un mes de julio, cuando ingresé en un foro de ciencia ficción. En este foro se aconsejan lecturas, entre las que decidí leer "El autoestopista galáctico". La obra es una parodia que deja a la altura del betún todos los estereotipos de las novelas de este género, y está narrado de tal forma que no desternillarse es totalmente imposible.

Yo pensé que sería una buena idea hacer una novela parecida, pero parodiando también a mensa y los mensistas. Y surgió "La Galaxia Segurana" (Sí!!! ese era el nombre de la novela y no "El porrón milenario") Pero continuemos.

Los primeros episodios gustaron tanto que muchos de los "foristas" quisieron intervenir como personajes en la obra. Y yo los fui introduciendo poco a poco.

En uno de los episodios apareció la nave de los malos. Naturalmente tenía que tener un nombre fácil de recordar y muy, pero que muy divertido. Y se me ocurrió que, partiendo del nombre de la nave del bueno en "La guerra de las galaxias" (El famoso "Halcón milenario"), la cambiaría un poco hasta quedar como "El porrón milenario".

No se por que razón ese nombre cuajó entre los lectores de la novela y la extrapolaron como título de toda la saga. (Supongo que los episodios que ocurrían dentro de ella eran descojonantes). Pero lo más curioso es que, a partir de ese momento, todo el mundo me llamaba también porrón milenario.

Cuando era pequeño, recuerdo con nostalgia como nos reuníamos, una vez al año, todos los hermanos de mi padre con sus respectivas familias (estoy hablando de unos veinte a treinta personas). Eran bacanales de comida, bebida, diversión y jolgorio (Ahora también nos reunimos, pero no solemos ser tantos, y desde que murió uno de mis tíos, no hay tanta alegría).
Con unos caballetes y algunos tablones montábamos una kilométrica mesa. Luego sacábamos sillas de donde podíamos (que una vez puesta la mesa parecía una casa de cíngaros) Y la llenábamos de todos los manjares habidos y por haber. Como somos una familia de grandes cocineros, cada uno traía guisos, escabechados, matanzas y todo un lujo de comidas que ahora son difíciles de degustar. También era común la fruta recolectada del huerto propio, y las ensaladas más buenas que nadie haya jamás probado. Naturalmente, el protagonista de la mesa era el "cava", que antes se le daba el nombre de "champany". Como no se conocía el brut, el más usado era el semiseco (UAGGG, QUE ASCO) y un cava así se podía poner tranquilamente en porrones. En esa mesa había casi diez de estos porrones, y la imagen de los mayores desgañitándose y tragando con maestría el dulzón producto era maravilla de ver. Otra cosa que recuerdo era cuando mi tío José nos subía por turnos a mí, a sus hijos, y a los otros sobrinos en su regazo y nos acercaba el porrón. Luego nos decía.

- Esa boca, esa boca -

Y levantaba el porrón para que el chorrito saltara a nuestras gargantas (Por eso me gusta tanto el vinito, vinito jejejeje).

Naturalmente sabía que no conseguiríamos beber más de un leve chorrito antes que apartásemos la cara, medio asfixiados al intentar tragar, y nos mojáramos. Las risas que venían después aun resuenan en mis recuerdos.

Si hay una palabra que asocio a porrón es...NOSTALGIA...y considero que me define como nada en este mundo. Soy un nostálgico empedernido. Y esa es la historia y así se la he contado.


Por cierto, también me llamo porrón porque soy alegre como el vino, porque soy un porrón de cosas, porque animo como un gran porrón y porque la tengo tan larga como un...

piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!