EL ANGAR DEL PORRON MILENARIO

 
             

   
 
 

domingo, junio 22, 2003

 
THE BEAUTIFUL BEACH

Lo confieso, yo he sido "dominguero".( Obligado, eso si, pero "dominguero"). Y no os creais que sea tan facil practicar el dominguerismo, requiere de una gran técnica y necesita de una elevada concentración. Ahora que hace esta calor, recuerdo mis domingos en la playa (solo de pensarlo se me ponen la piel de gallina) y pienso que después de haber hecho tanto el ridículo, ya nada me puede ofender.

Para los que desconozcan en que consiste el dominguerismo, os contaré un domingo cualquiera de mi infancia, una jornada de playa para ser concreto.

Lo primero que hacia justo después de levantarte (a las cinco o seis de la madrugada, justo cuando la gente sale de las discotecas) era ponerme nervioso, histerico. No importaba que fuera una jornada de relax, no importaba que fuese un día donde el tiempo se podía ignorar, daba igual que fuera domingo... tu tenias que ponerte al punto de la esquizofrenia. Tu madre te ayudará, por supuesto.

- ¿DONDE TIENES LA TOALLA? PONLA EN LA MALETA, NO TE VAYAS SIN MEAR, SAL RÁPIDO DEL CUARTO DE BAÑO, ¿DONDE COÑO TIENES EL RELOJ?, SAL DEL MEDIO QUE PARECES UN ORANGUTAN CON DIARREA, ¡¡¡¡ ¿PERO AUN NO TE HAS VESTIDO?!!!! -

De pequeño pensaba que esas prisas eran devidas a que la playa se movia de sitio y más te valía llegar puntual antes de que el horizonte de mar se convirtiera en las alpujarras. De mayor entendí que era una treta de tus padres para joderte el día.

Después, medio zoombie, tenía llenar el coche de cosas, y más cosas, y muchas más cosas

- Mama ¿Por que ponemos una licuadora? -
- Por si acaso -
- ah, claro, si encontramos un enchufe, esta licuadora será la mar de útil para hacer unos zumos que te cagas -

Cuando el coche estaba a punto de undirse en el suelo y aparecer en australia, significaba que todo estaba listo... bueno, casi todo, porque la frase típica cuando estabas a diez kilometros de tu punto de partida era...

- MIERDA! me he dejado el rimel -
- Mama!!! ostia , que vamos a la playa -

Dentro del coche, era costumbre discutir unos diez minutos por sandeces. Después venían esas frases de tu padre (prescindibles en su totalidad) tales como

- Mira que bien, no hay casi circulación en la carretera, eso es lo bueno de madrugar -

Nunca se lo dije, pero yo siempre pensaba lo mismo

- "Papa, a esta hora no hay circulación, ni animales en el bosque, ni brisa, NO HAY NADA JODER" -

Mucha gente se puede dormir en el coche, yo jamás he podido, y cuando nos parabamos en un restaurante para mear, parecia que me hubiese chutado.

Antes, las carreteras no estaban tan guais como ahora, y para ir a la costa teniamos que pasar por carreteras llenas de curvas...rectifico, teníamos que pasar por carreteras donde, extrañamente, encontrabas alguna recta. Por consiguiente, cuando tu padre decía eso de que ya se veia el mar, te envargaba la emoción, pero no porque tuvieras mono de playa, sino por dejar de una puta vez de bambolearte a derecha e izquierda del coche (os aseguro que la atracción del pulpo es una estafa comparado con un viaje de esos).

Y llegábamos...

Yo no se porque mis padres tenían el don de escoger la playa más inacesible de la costa. Indiana Jones no creo que pudiese realizar tal proeza, y dudo que ningún supereroe americano tenga los cojones que teniamos nosotros para passar por esos sitios y con tantos trastos.

Ya en la arena de la playa, comenzábamos a montar el chiringuito. Los guiris nos miraban absortos, y no era para menos, una vez el tenderete estaba listo, lo normal es que apareciera un coche de carreras para repostar. Y seguro que, de alguna parte, seríamos capaces de sacar los neumáticos, la gasolina, el limpiacristales y el zumo. Aunque dudo que tardásemos los diez segundos normales en estos casos.

El siguiente paso era sacar los bocadillos con el papel albal.(y eso me daba un corageeee). Pero mis padres no se conformaban con esa humillación, y montaban una mesa, las servilletas, los tupervares, el vino, el,el,el (Quiero muxxxoo a mis padres, pero tengo que reconocer que en ese momento...). Yo trataba de alejarme de esa orgía española y paseaba por la orilla como queriendo decir (yo a estos no los conozco). Pero era imposible, mi madre se empeñaba en berrearme y decir cosas como.

- ¿QUIERES AGUA O FANTA?...¿ESTA BUENA EL AGUA?...-

Gracias a dios era demasiado temprano y había poca gente.

El siguiente suplicio consistía en que tu madre te quita la camiseta y te embadurna con la crema que necesita un elefante para meter su polla en el coño de una hormiga. Y claro, cuando entraba en el mar, creaba una marea oleosa a mi alrededor (¿el chapapote?...aficionados).

Y hablando de mar. A estas horas, el agua estaba C-O-N-G-E-L-A-D-A. Pero mis padres utilizaban un sinónimo muy curioso..

- El agua está buenísima -

¿Buenísima? ¿un agua asquerosamente salada, congelada y llena de algas sospechosas es un agua buenísima? pos vale.

Poco a poco la playa se llenava de gente y el calor comenzaba a quemarme la piel. De tanto en tanto te metías en el agua y chuleabas de lo que sabías hacer en el agua... pero la realidad es que nadie te mira, y te volvias tiritando. (otra cosa era cuando estaban tus primos o tus amigos. entonces si que tus piruetas eran alabadas e imitadas). Te tumbabas encima de la toaya y te quedabas inmobil... hasta que aparecía tu madre con el tarro familiar de crema y otra vez a siliconar al Albert. Con tanta potinga encima, cualquier grano de arena se pegaba irremediablemente en la piel, y cuando te levantavas, eras la crocreta "findus" más grande de la historia. Si encima se te ocurría hacer un castillito de arena, entonces eras una empanada gigante. Y si por casualidad pensabas en jugar con las palas, eras el hombre duna. ODIO LAS CREMAS, prefiero quemarme, os lo juro.

Cuando llegaba la tarde, una brisita comenzaba a soplar...y a soplar...UEY!! el paraguas

- ¡Cogellloooo, rápiddoooo! -
- Espera, espera -
- Ay, uy, perdón -
- No problen -
- ¡Pero cógelo yaaaaa! -
- Perdón, perdón -

Y venga perseguir el paraguas hasta que un/una gorda persona se la comía literalmente mientras tu intentabas excusarte de mil maneras diferentes.

Si ir era un suplicio, volver era un martírio. La primera cosa importantísima que había que hacer es plegar toooooodddoooo el tenderete que habíamos montado y no olvidanos de nada. Luego tocaba atrabesar todo el campo de arena (que en ese momento estaba a una temperatura optima para joderte) llevando todos los trastos (¿Los zapadores?...aficionados). Y, por último, quitarte la arena y el traje de baño...jejeje...técnicas hay muchas, pero el efecto croqueta perduraba en mi, y la arena no salía ni con escarpa y martillo. Después intentaba sacarte el traje de baño sin enseñar nada, y al final enseñaba más que si me los hubiese quitado rápidamente. (Un día me estrangule los cataplines con la toalla y...mejor no lo cuento).

El final era apoteosico. Tu estabas quemado (porque esa crema solar era una estafa) y a cada curba, un alarido interno se apoderaba de ti. Si a eso añadiamos la inexistencia de aire acondicionado en el coche y la carabana enganchadomingueros...¿La madre teresa de calcuta?...aficionada

La moraleja de esta historia es la siguiente. Cuando veais a unos domingueros, sed compasivos con ellos.

Ah, se me olvidaba, ODIO TAMBIEN LA CREMA AFTERSUN.





albert - 21:56

 

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