TREN TURISTICO

Si algún día deciden hacer turismo en Igualada, no dejen de incluir en la visita el tren de vía estrecha más lento del mundo mundial. Además, es también el único tren del mundo donde solo viajan hombres (las mujeres se niegan en redondo a entrar porque dicen que cuando llegan a su destino son un año más viejas). Imagínense si es lento, que cuando hay un herido de quemaduras graves en Igualada y hay que llevarlo a bellbiche (el centro hospitalario más gore de España) prefieren hacerlo en este tren y no en helicóptero, porque así el paciente sufre menos.

El mejor lugar para disfrutar de su apacible troteo es cuando pasa por el municipio de "la tallada". Una vez en este lugar, el tren llega a tales extremos de lentitud, que lo mejor es bajar, mirar el paisaje, acercarse al pueblo, jugar una partida de billar, volver por el campo, robar algún racimo de uvas, y esperar a que el tren llegue porque seguramente lo habrán adelantado.

Para añadir aliciente al trayecto, el tren atraviesa uno de los precipicios más bellos y abruptos de la comarca. El patronato municipal de turismo de la generalitat, con su afán de mejorar la atención al turista, ha instalado un dispositivo en el tren que, justo cuando está en el mismo centro de dicho precipicio, este empieza a bambolearse peligrosamente para que ustedes puedan contemplar hasta el más mínimo de sus detalles. (si usted sufre de vértigo, le aconsejamos que se traiga una pistola, porque es a lo único que se podrá aferrar).

Pasado Cornellá, el maquinista intentará recuperar el tiempo que ha perdido por el camino y lanzará el convoy a la velocidad mach tres. Si usted tiene que apearse en alguna de las estaciones siguientes, llame a "Neo" para que le baje. No creemos que con su capacidad de dominar el Matrix, tenga la técnica suficiente para llegar al andén antes de que se vuelvan a cerrar las puertas.

Cuando lleguen a Barcelona, no olviden dejar migas de pan en el suelo como pulgarcito, porque estamos totalmente convencidos que serán incapaces de encontrar otra vez el tren.

De regreso, Les aconsejamos eviten el último tren de la noche. Pero si van de sobrados, no se sienten jamás en los vagones de cola, porque si no les pasará lo mismo que a un señor llamado porrón...

El señor porrón estaba tan cansado, que se sentó en el último vagón del convoy y dejó que su mente volara. Y su mente voló y voló hasta que una voz en Of. dijo.

- Este convoy se desdoblará en diez minutos. Los vagones uno, dos, tres, destino Martorell dos, vía siete con final a Igualada. Los vagones cuatro, cinco, seis, destino Martorell uno, vía tres con final a Manresa. Gracias.-

Y el señor porrón se preguntó que significaban esas instrucciones. Miró la numeración de su vagón - si es el seis, el seis, que número más chulo, el seis, el...

EEEELLL SEEIISSSS, MAAANREEESAAA, AAAAAAAAGGGGGGGHHHHH.-

Y saltó de su asiento, y pulsó el botón, y saltó al andén, y corrió, y corrió, y menos mal que el tren a perseguir era el famoso tren de Igualada. Sus manos tocaron el convoy e intentó abrir la puerta del vagón tres, pero no pudo. Corrió más aun y la puerta del dos estaba a su alcance, pero tampoco se abría. Y lo intentó con la uno, ya corriendo con los cojones, y se abrió. Saltó como alimaña furibunda en su interior. El impacto contra el suelo fue terrible, y estuvo apunto de abalanzarse sobre la señora que lo estaba mirando estupefacta y decirle.

- NO PODIA PARTIR SIN TI...TE QUIERO -

Pero se limitó a sonreír, levantarse, hacerse el gracioso con un - Menos mal que es el tren de Igualada - y sentarse con la plena convicción que había hecho el ridículo más espantoso de toda su vida.

Otra visita interesante a nuestro municipio es el nuevo cementerio, joya del estupido-diseño-supermegafasion, que según como colocas los ataúdes, estos pueden resbalar, abrirse y verter su contenido otra vez al mundo de los vivos...pero esto se lo contaremos en próximos episodios.